Éxodo 25:1

Todo aquello que le demos al Señor a de ser un sacrificio, porque le damos al Señor aquello que nos cuesta, aquello que nos importa, aquello que valoramos, como nuestro tiempo, dinero y esfuerzo. Pero aunque sea un sacrificio, debe ser voluntario y no obligado e impuesto. También tendríamos que decir, que el hecho de ser voluntario, no involucra los deseos del corazón, al menos no siempre ¿Qué quiero decir con esto? Que quizá yo puedo decidir (voluntad) hacer algo, aunque en ese momento no deseo hacerlo, pero decido hacerlo no porque alguien me lo imponga o me obligue, simplemente porque quiero hacerlo, y aunque en ese momento no deseo hacerlo, sé que es lo que necesito y voluntariamente decido hacerlo.

Con todo esto, quiero decir, que todo aquello que le damos al Señor, incluyendo nuestra búsqueda, debe ser voluntaria y no por ende deseosa, pero si voluntaria. Decidimos buscarle aunque en ese momento no lo deseemos como deberíamos, pero tomamos la decisión de hacerlo voluntariamente, sabiendo que Dios tiene el poder de poner los correctos afectos hacia Él en nuestro corazón. Por lo que, siempre demos a Dios voluntariamente y jamás por obligación o imposición, porque el rechazaría ese sacrificio, y tampoco nos olvidemos que dar voluntariamente, no significa dar con gozo y genuinos deseos, significa dar porque quiero hacerlo y no porque me lo imponen, así que, hago lo que hago de manera voluntaria aunque no desee en ese momento hacerlo, y mientras lo hago le pido al Señor que cambie mi corazón, porque al fin, Él es quien tiene el poder de inclinar nuestro corazón hacia donde él quiere (Prv. 21:1). Entendiendo esto deberíamos tener la misma actitud que David al acercarnos a Dios: “Voluntariamente sacrificaré a ti; Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.

Autor: Neemias Da Silva.