Estamos a tan solo unos pocos días de despedir este año y comenzar el 2021 y qué mejor forma de hacerlo que meditando sobre el propósito de Dios para nuestra vida.

¿Para qué nos creó Dios? Muchos de nosotros planeamos nuevos proyectos, propósitos y metas para año nuevo, pero no debemos olvidar nuestro verdadero propósito en la tierra.

En Isaías 43:7 podemos ver de quién somos y para qué somos creados; fue Dios quien nos creó y formó para su gloria. «Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice»

El hecho de que somos creación suya quiere decir que le pertenecemos a él y esta verdad nos enseña que debemos vivir para él y que todo lo que hagamos debe ser bajo su voluntad. Además, esto nos debería proporcionar la tranquilidad de saber que él cuida de sus hijos. En este versículo también vemos que nos ha creado para darle la gloria, esto hace que lo conozcamos más y reconozcamos lo que hemos recibido de él, en definitiva, nos demanda a disfrutar y experimentar de sus atributos para poder reproducirlo con los demás.

Juan 15:8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos». Aquí podemos ver como el señor utiliza la expresión «llevar fruto» para referirse a una forma de glorificarle, pero no se trata solo de llevar a cabo una acción, esto es solo una parte sino que el fructificar es apenas una consecuencia de permanecer en Cristo. Por tanto, cuanto más obra el espíritu Santo en nosotros, más glorificaremos al Padre por medio de nuestros frutos.

Ahora es momento de meditar en estas verdades para que nuestro recibimiento del año nuevo sea conforme a la voluntad